23 ene 2011

A la chica del gorrito rojo.



A ti, belleza, mujer de mis ojos, 
quiebre de mis congojas, 
no cierres esos, tus hermosos ojos, 
ni me quites el regalo de verlos. 

Tumbado en la oscura tristeza, 
en la penumbra de la franqueza, 
el verde esmeralda de las hojas y la lluvia, 
me acompañan en sutileza obvia. 

Tu sombrero color rojo, 
regalo del sabio del pasado, 
me acompaña, me soporta, me arrastra, 
en las rejas, en la oscuridad, 
ocultos entre frío y sombras, 
me besas y me abrazas. 

A ti, belleza con el gorrito rojo, 
de chapitas rosadas y mejillas tiernas, 
no arrebates de mí tu existencia
no me alejes de tu presencia, 
no huyas de mis súplicas, 
que en el frío ardo en llamas. 

Soporta mis gestos, mis llantos, 
mis manos que le acarician, 
refugio en sus ojos encuentro, 
en sus abrazos día a día despierto.

Que no salga el Sol, 
que el frío cubra al aire de gris neblina, 
una tarde es poco para mí, 
que no culmine contigo esta complicidad.

Que el viento no me desbarate, 
cuando las ráfagas decidan apresurar el paso, 
de ti he quedado encantado, 
a tu alma me hallo prendido, 
y me juro desatado, 
pues me estoy enamorando. 

A tí, belleza de ojos preciosos, 
que el cielo por descuido perdió, 
a tí que me besas y me encantas, 
que de suerte y gloria a mis días entregas. 

Le grito al viento que me enamoras, 
con solo escucharte entre las hojas, 
le grito al cielo y alabo sus maravillas, 
por tus días en mis venas. 

Mujer de mi vida, en ésta noche fría, 
te ruego que me abraces, 
ruego por que no me dejes, 
deseando que me esperes, 
acabando con éstos crueles temores. 

A tí, belleza, mujer de mis ojos, 
quiebre de mis sollozos, 
regálame esos ojos misericordiosos,  
y no me quites el regalo de quererlos, 
no me niegues el gusto de besarlos, 
vuelve hacia mi ese gorrito rojo, 
atora tus dedos entre los míos, 
encaja tus uñas en mis manos, 
acerca tus mejillas en mi rostro, 
y no arrebates de mí tu existencia
no me regales tu ausencia, 
que sean mentira las grises apariencias, 
por que el cielo enciende en llamas. 

A ti, belleza, mujer de mis ojos, 
quiebre de mis congojos, 
no cierres esos, tus hermosos ojos, 
ni me quites el regalo de volver a verlos. 

14 ene 2011

La imagen fallida.



Fígurate, dibújame, 
así con este rictus de seriedad, 
que a través de los años he perpetrado. 

Recuérdame, 
perdido entre la ciudad, 
con mi silueta difuminada, 
con la suciedad enjugada. 

Entiendo que no soy digno, 
de aparecer en las fotos contigo, 
entiendo que soy muy poco, 
para las luces de aquél foco. 

Estoy seguro que solo soy vapor para tí, 
seguramente crees que me iré, 
sigo pensando en lo indigno que me siento, 
al no poder figurar dentro de aquella foto. 

Y es que mi rostro no se forma bien, 
y mis sonrisas bien no se distinguen, 
con coraje y resentimiento te digo, 
que destesto no poder ver el "flash" contigo. 

Con el recelo entre mis dedos, 
miro mis manos y caigo, 
con lagrimas de simpleza, 
bordeando mis ojos, 
de amargura cubriendolos.

Los árboles se desnudan, 
el viento solloza, 
por un frío atardecer, 
por tus ojos resplandecer. 

Y es que no existe la moda adecuada, 
no luzco gracioso, 
es que conmigo te duele el oído, 
pues ya no ríes conmigo.  

Estoy seguro que mi pesar no dura, 
pero hoy la sensación perdura, 
dibujando eclipses de luna, 
elevandome con la bruma. 

Hoy duele la indiferencia, 
amargo es el sabor de la impaciencia, 
el tiempo corre y se escurre, 
como agua en las nubes, 
cayendo sobre las cabezas, 
formando lagunas, 
atravesando el viento, 
realizo el juramento, 
con el que guardo de tu cariño, 
con el que me alejo del desprecio.

Y me verás caminar, 
cuesta abajo hacia el vacío, 
con mi tristeza y el hastío, 
de no formar contigo, 
la imagen que roba suspiros. 

4 ene 2011

El día de las nubes.



Ya no insistiré más en la idea de besarte,
tampoco en la adorable costumbre de quererte,
y aunque resulte imposible,
trataré de volverme invisible.

Estando ausente,
en esta mañana distante,
parece que es real mi insistencia,
la idea de crearte mi ausencia,
esperando con sutil paciencia,
el momento en que desees en ti mi existencia.

Yo que estaba ciego,
por el destello de ese extraño cariño,
por haberme salpicado de ese viejo veneno,
llegas y retiras todo ese dolor,
llegas y cuidas de yo no tropezar.

No molestaré mas con esa insistencia,
de pensar que hablarás,
pensar que me extrañarás,
cantar al recuerdo de las madrugadas.

Podrás notar que soy hueco,
podrás notar que estoy muerto,
podrás notar que vivo mecánicamente,
y sabrás que no controlo mi mente,
que mi vida es una línea divergente,
y que por las noches, divagante, 
de entre el humo me verás distante.

Ya no insistiré más en la idea de besarte,
tampoco en la adorable costumbre de quererte,
y aunque ello me cueste,
intentaré acostumbrarme,
intentaré alejarme,
intentaré no ser insistente,
para que puedas quererme,
y de nuevo intentaré alejarme,
esperando que llegues a extrañarme.