31 mar 2021

Cuando el invierno toque la puerta.





Cuando la distancia se amplia,
a veces, el rencor carcome,
cuando los silencios nos abandonen,
cuando no hallamos la salida.

Cuando el rencor aparece,
el amor que antes resplandece,
hoy se destroza o se reblandece,
es golpeado y se entristece.

Afloran los dolores ocultos,
la pereza lo alimenta,
los esfuerzos se vuelven tormento,
son el camelo de un amor profundo.

Cuando el rencor aparece,
el despecho florece,
el arrebato se hace manifiesto,
la distancia vence al tiempo,
cuando el despecho vence,
la razón palidece.

Nos convertimos en poseedores,
nos olvidamos de ser amantes,
suponemos que nunca debió ser
supongo que siempre así fue.

Pues en las espinas de la mentira,
se han cobijado los pretextos,
se ha colgado la toalla y en esta pelea,
acabas por culparme del préstamo de tus fallas.

Cuando el rencor nos rompe,
el amor parece solo un nombre,
cuando se nos forza a callar al alma,
cuando se nos obliga a guardar la cara,
entonces la marejada de horror,
nos hará más doliente el amor.

24 mar 2021

El mareo de la noche.



Qué ocurre, de repente me ví acompañado de tres amigas, pero algo me ha hecho virar a los lados, he subido al transporte, es sábado 2 de mayo, 2009. Pasan los minutos y sé que aproximandome a las 8 de la noche, algo pasará que me hará sinuosa la intención de querer salir de mi casa, el día se ha colocado en tonos grises, hay un frío extraño y el resoplo del viento ha hecho que hasta los codos me duelan.

    Tengo $500.00, estoy ansioso porque, veré a mi amada en unos momentos, no es el sitio que me gustaría estar con ella, pero estaré con ella.

    He subido al transporte, francamente siento miedo y el frío de una noche en la que acaba de llover, no ha hecho más que complicar las cosas y el ambiente. "Puente de Vigas" luce tan tétrico, desde antes de salir de casa ya había recibido las primeras reprendas acerca de mi salida, y parecía que ya me habían marcado el destino ahí. Mi teléfono queda sin señal, está oscuro, camino en línea recta regresando de un punto a otro, hasta que decido subir la cuesta de la avenida, subir el puente y llegar al sitio acordado por mi amada, he librado el peligro de estar a 6 km de mi hogar, nos han recibido en el sitio, hemos pagado "un cover" que ya nos ha dejado acceso a comidas, bebidas y baile.
    
    No imaginan cuánto odio esos sitios, la gente se llena de humo, luces, y son sitios para ir de cacería. Nos han llevado vodka, nos han llevado "Malibú", ella me ve con un poco de reserva, quizás dentro de sí hay algo de reserva hacia mi persona, creo que ella está midiendo distancias, y me es inevitable no sentirlo.

    Hay un par de furtivos hombres, han visto a mi novia tras mi renuencia a bailar; yo me he mantenido sentado viendo al vaso lleno de ese líquido blanquecino y empalagoso, que por empalagoso se declara fuerte de alcohol, solo observo una y otra vez el ambiente, luces neón, humo de hielo seco, el aroma de los cigarros y las colillas ahí, amontonadas, los vasos cada uno a uno, yéndose de la mesa por los empleados quienes no dejan de verme, no han parado de mirar cual rastrero animal acechando algo que no debería rondar; he visto que a mi amada se le acercan estos hombres, ella baila con uno de ellos pero, ella misma ha dejado a uno con tal de sentarse conmigo y llenarme la cara de besos. He visto a ese par preparando el ataque, quizás en el baño, quizás en la salida, supongo yo esperaba un navajazo, un puñetazo.

    Siento el aroma del alcohol por la nariz, el cigarro se ha impregnado en mi lengua, he comenzado a flaquear, he mirado al reloj en signo de malestar, solo faltan tres horas para que del lugar nos pidan retirarnos, yo no lo disfruto y he comenzado a sentir sueño, me he quedado dormido, me han sacado de ahí, la cabeza me da vueltas, y en breves episodios recuerdo estar fuera del recinto, en el frío y esperando un transporte que posiblemente nos vaya a llevar o no al destino, en el salón han determinado que no pueden tener a alguien que se ha quedado dormido.

    No recuerdo como llegué ahí, pero estoy en la sala de ella, ese mueble en que semanas atrás en tiempos de pandemia porcina, me vi besando sus mejillas y quitarle su labial color café claro que tanto amaba; ahora me tiene en sus brazos, me ve llorar, no sé por que lloro, pero algo me ha sacado el alcohol, quizás el miedo, quizás he visto lo que se acerca. Ocurrirán las semanas y no podré siquiera recopilar las cosas que pude decir, solo sé que acabé en brazos de ellas cuando se suponía debía ser su guardia. A mi amada no le ha quedado de otra que decidir por mí, supongo le dejé en vergüenza, supongo quise defender su existencia de aquellos furtivos ojos, supongo solo fue escuchar el sufrir de mis ojos por la cantidad de alcohol ingerido, sé que ella me dejará, lo he visto y ella supongo, no hará más extenso mi malestar, ha decidido dejarme.

    Su ausencia no se podrá hacer más patente, me mandará una misiva, y cortará de tajo todo esto, me dejará con la intención de saber qué pasará, qué ocurrió, habrá momentos en que se sabrán con la capacidad de contar y saber lo ocurrido de ese entonces, pero habrá momentos en que el poco valor ganará, y diremos que "no, que es mejor dejarlo así."

Se de todo esto, que el alma la tendré partida por mucho tiempo.

Una flor.


Busco una flor,
que no presuma sus espinas, 
que no alardeé de sus hojas secas, 
que no presuma sus raíces, 
ni que forcejeé a que vean sus otoños.

Que sea auténtica, 
que no clame que miren sus pasados, 
ni sus cenizas, 
que no busque el equilibrio, 
mediante la incesante del conflicto.

Busco a una flor que no se autoproclame perfecta, 
que sea una perfecta imperfecta, 
que sea un alma libre, 
sin ganas de herir a nadie...