28 ene 2021

Fantasmas

 


Cuando una persona muere, su espíritu queda encerrado en el escorzo que forman los muros en donde su cuerpo físico respiró por última ocasión, por ello, las almas penan, quedan ahí y vuelven frío el ambiente, ahuyentan a quien resida en esos lugares, no soportan la idea de compartir espacio con seres vacuos y frívolos por ello recurren al espanto. 

    No les basta que les pongas velas, no basta con llamar al curandero, ni al espiritista para comunicarse con él. Las almas son un lemento etéreo que queda atrapado en las paredes, en los rincones, en el filo de las cornisas, en las juntas de los mosaicos, en las tuberías. Lo mejor es derrumbar la casa, hacer fallar las estructuras y que todo vaya acabando poco a poco para ese sitio, que la ruptura de sus muros deje escapar todos los lamentos, todos los suspiros de este o todos los seres que han transitado en ese lugar.  

    Y si me lo preguntas, respondo a ello que, derrumbar un sitio, significará reconstruir algo que traerá nuevas historias. 

Cuando no estás.


H
e pasado los días, los meses, las vidas caminando solitario por las calles vacías, andando por fríos paisajes y, provocándome el sosiego mediante la sed, que con el alcohol podría ser apagado. 

    Llevo días pensando en esa maravillosa cualidad mía de ganarme a las personas, para el fin inicial, llegar a la meta y sentirme maravillado de tu compañía. 

    Y llegué contigo, después de un largo trecho casi conocido por mí; yo me pasé semanas mirando por la ventana. Me ha costado tiempo y cabello saber en qué momento sería el idóneo para saberme feliz con alguien. Intenté hallar fórmulas, romper algunas ya creadas; ser feliz y tratar de ser tolerante ante la beligerante diferencia mental que me supuso alguna por ahí, me dejé llevar por el curso de la vida... Y no quise repetir esa fallida metodología, regresé a un planteamiento evolucionado. 

    Cuando se mira tanto a la ventana como si se mirara tanto al interior de uno, y se tiene la cabeza llena de cosas, no es fácil que cualquier vibración haga efecto en uno; esa vibración tendrá que ser especial, debe generar música, colores, luz, paz. 

    Entonces, llegamos a nuestro puerto, me invadía la idea de saberme caminando contigo, con los perros, por el parque o yendo a alguno de esos restaurantes a los que acostumbraba acudir a solas; entonces el desear tanto la llegada o materialización de algo, cuando se tiene, se comienza a veces una etapa de desprecio o de desapego progresivo. 

    Yo no quería eso, pero creo que tampoco he podido hacer de lado la historia que te embarga, yo sé que no has podido hacer de lado a esa persona por la que viviste tanto y por tanto. Yo sé que hiciste el apreciable esfuerzo de tratar de vivir el hoy y el ahora conmigo, y te estoy completamente agradecido que por este tiempo me permitieras reimaginar la película que vimos cuando la universidad, y generar escenas mejores, argumentos todavía más sólidos y una vida hincada en el terreno, nuestra realidad no iba a ser capturada en Zaragoza o en Teruel, pero me bastaba con Coyoacán y Santa María la Ribera. 

    Me di cuenta cuando llegué del trabajo en el Castillo, te noté con el diablo adentro; y es que soy tan débil ante tí, que un promontorio en el mar me gritó irritado que las olas eran esa verdad que escondías. Ya no me sorprendía, aunque quise no ver que estabas pasando por una situación en que seguramente, una llamada te hizo toda la revoltura de emociones.

    Amor mío, no me siento derruido por dentro, sin embargo, un golpe a tiro de resquebrajo me dio cuando tuvimos nuestra comida con vino tras tu regreso, y te vi con la cabeza gacha, llorabas al preparar todo, llorabas por las noches y no quisiste decir palabra alguna, solo sonreías musitadamente. El declive de mi ánimo se dio cuando, en una noche en que debía resolver el resguardo de un convento me robaste de la mesa, tú, investida con una camisa mía bajo el argumento del encanto que te provocaba mi perfume, nos vimos enredados en pies y manos en cuestión de minutos... Sollozaste otro nombre. 

    Supuse te sorprenderías, supongo el éxtasis te había consumido que olvidaste mi nombre, o no te percataste de lo que dijiste; y en consecuencia, me gané el olvido, me regalé aislamiento. Me preguntaste posteriormente el porqué, muchas veces llegabas con las cosas de la cena y al escucharte llegar, prefería tomar mis cosas y salir, no volver pasada la medianoche. El estudio se tiñó de azul, y tu provocativa investidura desapareció, por yo haberme hecho a un lado... Cuando ya te cansaste corazón, cuando te agobió la serie de historias creadas por ti y darte cuenta de lo ocurrido al nombrarte al anterior ser humano, solo callaste y apoyaste la frente a la palma de tu mano. Y no lo negaste, ni te empeñaste en confirmarlo, ya no había mayor confirmación que el fondo musical de "Cuando no estás", y el sol del agonizante día.

    Ahora, he vuelto al inicio, mi estudio yace cubierto de focos, he cambiado el interior, y la ventana permanece abierta al resplandor del sol de las tardes, al soplar del viento. Hay aún un parque y los perros en el; los restaurantes también permanecen, pero solamente yo, acudo a gastar mis momentos ahí, suspirando por tu ausencia, y el regocijo de una saludable vuelta a la soledad. 

14 ene 2021

A tu lado...



En el día 44 sin tI, me pasó que veía las nubes, escuchaba pistas saliendo de una bocina imperceptible, invisible, y de repente, lo que estaba cubierto de nubes, ya se había transformado en velos discretos de cielo color lila tornasolado; ya era común ver algo así desde los días 39, 40 y 41, el 42 estuve por tomar la calle y el viento me hizo retraer mi paso para solo terminar por darle vuelta al cerrojo de mi casa y no emprender la huida.

     Y es que en la rutina que llevaba en soledad me iba con la idea, con el pensamiento que había días malos, días flojos y los días fuertes, y de esos solo me quedé contigo que los lunes y viernes eran los fuertes, pues creo en la idea de que el primero era por iniciar la semana, y el segundo, por alguna fiesta, evento o salida que pudiera darse (¡como si eso en una persona tan huraña como yo se pudiera esperar!). Sin embargo, a pesar de todo, de los parches de ausencia, del cambio de volumen y tono tuyos, de asimilar que esto podría ser el siguiente paso a la evolución de lo nuestro. Tengo fé y esperanza de que esto perdure, aunque he deseado tanto tener una bola de cristal que me diga lo contrario, o me lo confirme.

     Aquí en el complejo que supone el ramillete de edificios de la zona norte donde me ubico, al no tener cerveza, cigarros, o algo que me haga querer maximizar tu recuerdo con esta tarde, me da por salir a caminar a estas horas, pero hoy quise poner en "repeat" una canción, pensarte y platicar conmigo mismo con mi taza de café en la mano (siempre lo hago, hago de cuenta que no pasas una plática mía con un recuerdo de tu anterior vida) y los colores de un atardecer tras una jornada grisácea y nubosa. Me da mucha melancolía esto, pero supongo, es mi forma de ir sacando todo lo que tengo atorado.

     Le Corbusier no puede suplir toda la atención que tengo hacia las nubes, logro descartar el sonido de los perros, pues hay muchas canciones que se han dispuesto a abrirle paso a la melancolía, entonces el ver los pocos rayos golpear a una torreta de acero, me hace aún desear el momento en que podamos estar juntos. He intentado desechar todo pensamiento que se pueda echar a perder en mi, he intentado conducirme por el camino de los sueños en que tú y yo podamos vernos caminando por una ancha banqueta, disfrutando del amor que el maleficio en el aire no nos permite disfrutar (o del que me limitaste para tener que dejar para después).