En el día de las explosiones,
reina el caos, salpica de odio las calles,
desborda cada una de las ideas,
existentes e inexistentes,
que de la mente emergen.
Las burlas provocan incendios,
las risas son anuncio de la muerte...
Lo trágico se vuelve real,
la noche es cómplice de la soledad,
cada atisbo de vida en ruido, es motivo,
la razón para que haya un silencio,
tan ensordecedor como las sirenas,
las sirenas llevan cadáveres,
las cárceles se llenan de prisioneros,
mientras se busca al responsable,
al que provoca sin instrumento,
ni sufrimiento,
la desaparición de tantos injustos.
La comedia de la noche,
los autos rodando casi al vuelo,
quebrando el aire,
rompiendo cuerpos,
cajas llenas de almas,
que sonríen sin merecer gracia alguna,
encontrando la felicidad en la infelicidad,
giran a la derecha,
giran a la izquierda,
continúan su jornada de risas,
sin sospechar su cruel destino,
vuelta a la izquierda,
acelerador al máximo,
una mano que apunta con los dedos abiertos,
una luz que surge por sorpresa,
pedazos de hierro y piel,
vuelan a gran altura,
no hay gritos de dolor,
no hay llanto,
solo expectación,
solo la sorpresa.
Por que la noche se cubre de sorpresa,
las burlas que provocan ira,
y el llanto a la venganza,
aguardan a la lluvia que no llega,
no es el diablo, es tu mente,
desata las cuerdas de la locura,
el caos galopa como caballos salvajes,
arrastran vidas, borronean risas,
apagan sonidos, y ensordecen a la luz,
la cólera quiebra muros, hay vidrios rotos,
el aire congela el baho,
el humo de la boca sale,
el suelo se estremece,
el polvo se levanta y suena a fiesta,
las risas son preludio de la muerte,
y el fuego reina...
En el día de las explosiones.