26 abr 2023

Adiós, luz del amanecer, sol tras mi tormenta.

 


Entonces, de todas éstas cosas 
¿qué haré? ¿qué sucederá?
¿Te preguntarás si tu decisión fue la correcta?
Serán algunas horas que no serán soportables,
pasarán los días, las horas, los meses, 
y me hallaré en aquella encrucijada, 
para así, garantizarme la ruta para que todo esto,
en mi mente deje de encajarse. 

Desde aquí, seré una carta sin entregar,
seré una mirada sin llegar a su destino,
quizás un crucifijo, enterrado,
bajo la baldosa de tus olvidos,
una canción que ya no sonará,
una lluvia que no amainará.

Y, mientras tanto,
habrá que vertir limón en las heridas,
será cada que quiera recordar lo bueno
y así, confirmar que siento, que estoy vivo,
que errar es de humanos y que los tropiezos,
son alimento de la vitalidad en la oscuridad,
aunque me sienta morir.

Seguro me pondré como vendas o "curitas"
la letra de alguna canción que duela,
el nombre de otra persona,
el perfume del dolor, el del amor pernicioso,
y este modo, poner de pretexto que así,
buscaré la memoria de nuestros días más luminosos,
los más intensos y los más perfumados,
para abrir la compuerta de mi represa,
dejando escapar un caudal de sollozos y mis lágrimas.

Buscaré formas de sacarme esto de adentro,
las fibras del corazón estarán duras,
tales que, cualquier analgésico no podrá controlar,
tendré con seguridad, la manifestación del rencor,
me preguntaré mil y un motivos por haber pasado,
y haberme dejado llevar por este río de aguas turbulentas.

Ciertamente, miraré por el cristal de algún vehículo
con los tapones puestos para que así,
el llanto sea motor y dominio del resto de mis actos,
vaticino los largos paseos en repetición,
y sentir ese escalofrío que me recordará,
que nada de lo que forma parte de ti,
estará ya conmigo.

Me quitaré la idea de pensar
que te veré iluminada al malva del amanecer,
bañada de tu característico perfume,
arropada por el olor matinal del pan,
me olvidaré del poderoso gozo,
de la llamada por la tarde,
 iluminando así mi oscuridad,
vía tu persona, recordándome mi primera infancia.

Procederé a retirarte todas las canciones dedicadas,
las no dedicadas también,
sabiendo que estas, estarán más arraigadas,
a los tiempos más allá que a tu persona,
y que de este modo, 
sean medio de llegada tuya a mí.

Ya no habrá pistas tiernas,
voces suaves que me regresen a ese fulgor tuyo
a ese dolor mío, lo cubriré de sosiego lírico,
querré olvidar y seguir tus pasos,
borrarte de mi mente, tu risa y tu voz,
porque como tú, sé que ya no volverás,
pues así, velarás por la permanencia de las flores pintadas,
falsas eflorescencias de una brisa fría,
flores pálidas y marchitas las que te rodean,
y así, esas canciones que dejaste,
súbitamente, fingirán que nada ha ocurrido.

Me costará verte fuera de nuestra prisión matutina,
sé que ya al salir, será del brazo de alguien más,
o por las noches, compartiendo las risas y carcajadas,
mientras hallo la forma de colocar suturas lineales,
a un corazón que fue deshilachado,
mientras la vida se va por tu querer,
y se esfuma en altas bocanadas,
beberé cerveza con sabor a lágrimas,
pasaré años con un luto marcado,
y te veré siendo señalada como territorio cuando,
de lejos, perciba el asedio de tus ojos.

No habrá forma de ocupar tu corazón,
no habrá más oportunidad de evitar enloquecer,
que te quedes, se habrá vuelto un imposible más,
e intentaré buscarte tratando de rescatar algo,
con la esperanza abierta a pensar que,
esta distancia que está por confirmarse,
sería un paso momentáneo para la eternidad,
sin embargo, la soledad, 
con una sábana rosácea de nubes,
ha venido a saludarme susurrando al oído,
que tú, luz de mi amanecer,
sol tras mi tormenta,
se quedará en lo alto, en la hornacina de mi dolor.

10 abr 2023

Perfume de invierno.


Pero, en los momentos en que de noche camino,
en que te llevo como lámpara en mi oscuridad,
aún te hablo, te pienso,
y te siento como si tuviera el sonido de tu voz,
del lado izquierdo,
como una bocina,  
y del lado del corazón.

Inminentemente, agoto mis suspiros en aliento,
y me elevo al recordarte,
pero sucedáneo a ese recuerdo,
cual fotografía almacenada,
iluminada en extremo que de ti tengo,
todos esos suspiros superlativos se reducen a una flor, 
flores marchitas, muégano de ramas,
pues tu atención se asemejaba a un disparo de luz,
tu presencia así se volvía intermitente,
pues, así como podías ser suave para la palabra intercambiar,
podías llegar a ser una intocable navaja.