17 ago 2009

La Rosa De Tus Ojos...


Voy pensando y pensando y mi cabeza se alborota, hace 8 días estaba apresurándome a llegar temprano a la escuela y al no llegar, me resigné por completo a llegar tarde, por que mis retrasos son habituales y me entretuve escuchando aquel disco que me devolvía a las sombras siendo las 2 de la tarde, oscuridad que pareció materializarse en un día especialmente gris, pero encantador aunque un tanto apático por que a mi paso, en mi andar entre corredores y pasillos me encuentro con personas que sin quererlo o inconscientemente deseándolo me van impidiendo el paso.

    Y aún así, podré considerarme afortunado, por que salí sin mayor daño que el que se le puede hacer a mis oídos, y es escuchar las desagradables notas de lo común y mundano que a la gente le gusta escuchar, rompiendo mi intento de barrera oscura y de gracia dentro de mi cabeza llena de penumbra y melancolía, hay sentimientos guardados; si los hay, pero aun no se podían revelar, y al salir compré mi vicio.

    A lo lejos la veo aparecer, vaya sorpresa, es lunes y me sorprende ver a esa figura vestida con ropajes con colores no apropiados para el gris de ese día, ni de mis ojos; pensé que no la podría ver, pero es obvio que el destino ha intentado acercarme a ella, y disimulando desconcierto volteo la mirada pues Ale, lo ha hecho y se acerca para golpearme suavemente con una botella de agua a una octava. Ya en la noche tuve que revelarle a Alejandra que no podía aguantar toda esta farsa de disimular tanta atención hacia ella y tuve a bien decirle que me encantaba su todo, sus ojos, su piel, sus manos, su cabello, su ser. Su reacción si bien, fue de sorpresa, todos los rumores apuntaban a que ella sentía lo mismo por mi, por la confianza que supuestamente le había inspirado y por que físicamente le había parecido atractivo y por esa forma en como me abría con ella. 

    Ahora, pienso que tomé la acción equivocada de destapar mi sorpresa tan prematuramente, curiosamente mis días se mostraban contados, me sentía como el enfermo terminal queriendo hacer todo de una vez en un tiempo corto, pero quizás el destino me armó una treta de la que ahora me veo confesándole todo mi sentir a una mujer que me era indiferente, contando sin más que con mis dedos y mis miedos, por que no quería que pensara que estaba jugando con ella, quise ser lo mas diáfano posible. 

    Mas no pude, todo se tuvo que sacar a flote entre el mar de nuestras tristezas, salió un rayo de luz que apuntaba a desaparecer ese abismo donde criaturas extrañas se esconden bajo el nombre de criaturas abisales, en el mundo de Alejandra y mío, lo llamaremos sentimientos.

    Bueno, no pude contenerme, y se fue, seguramente no pudo dormir, por que yo tampoco lo hice, y esa semana mis sueños fueron tan cortos como cuando reproduces un "Extended Play", tan fugaz como la luz de las hojas de tabaco al quemarse; al menos hasta que decidí enfrentarle para decirle eso que le había dicho y para que ella viera que no estoy jugando ni que es una apuesta; quizás si, le aposté a mi suerte que podía ganarme su cariño a pesar de "lo complicado" que ella intentaba resultarme.

    Total, la he visto, se mostraba insegura y con temor, y yo estaba en el mismo estado, dije lo que tenía que decir, y así tuve que mostrar mi inseguridad a su reacción, confesé que la quería y ella hizo lo mismo, caminando en el patio de la escuela no faltó quien se preguntara que era lo que ocurría entre nosotros, mientras ella se subía de puntas para rodear mi cuello con sus brazos.

    Al otro día llegué con el mismo animo con el que había empezado la semana, ahora el día estaba soleado, era un bello atardecer de viernes, solo que mi ánimo le increpaba al sol por haber aparecido en "tan buen momento", después de rechazar una salida a una fiesta con mis amigos, preferí quedarme al verla caminar por el lobby de la preparatoria; me quedé los últimos momentos del ocaso del viernes con ella y seguirla a donde fuera pero mis palabras estaban ahorcándose en el chicle que me estaba comiendo, y se golpeaban en las paredes de mi boca como aquel secuestrado que busca la manera de hacer ruido y que le rescaten, en mi estomago había una burbuja morada que me hacía sentir tan bien, pero en conflicto con una profunda desolación. 
    
    Al salir de la escuela tras haber estado sentados en ese rincón, platicando, soportando la frialdad del lugar en el anden donde ella tendría que partir y después de varios intentos de mostrarle el recorrido de mis caballos, solté las palabras más condenadas en mi persona, por que hasta el momento en que la conocí, la amargura era un sinónimo de mi vida. Pasado un fin de semana similar, un florista esperaba con un cigarro en mano a un tonto que se estaba enamorando para comprarle alguna de las rosas y arreglos que ofrecía. Entré a la escuela, esperando su llegada, mas no la vi y estuve a punto de tirar la rosa o llevarla a mi casa, me era un enorme riesgo llevarla de vuelta y tenerla ahí mientras se moría por el atosigante calor de mi hogar; hasta que llegó diciéndome que ya se iba, quería acompañarla y ella accedió ya en el andén de 18 de marzo, saqué la flor y al verla, Alejandra soltó una sonrisa y unas palabras un tanto complacientes y agradables a mi estima:

-Hacía mucho que no me regalaban una rosa, y lo mejor de todo es que es color rosa, mi color favorito y me la estás regalando tú.- 

Sin embargo, su respuesta a mi sinceridad tiene que esperar, por motivos casuales, alguien más se había aventurado a volver esto una competencia por su cariño, aunque, ella y la rosa de sus ojos, me han dado la posibilidad de tener un "Sí" por respuesta segura, para finalizar me abrazó despidiéndose.