24 ene 2022

El sueño en Stereo.

 


Quiero que te quedes conmigo, quiero que no dejes de estar aquí, te conocí en una noche en que me invadió cierta necesidad de ser compañía y en consecuencia, me vi en la necesidad de seguir contemplándote. Un cubierto caído al suelo, un piso alfombrado, un derrame de Bailley's, fueron las cosas que me llevaron a resquebrajar un pésimo recuerdo tuyo de nuestros días de escuela. 

    Ahora, despierto, y después de un desayuno que me reanimó, me he quedado con el recuerdo y un poco de burlas, quisiera que nunca hubiera llegado el momento de frenar el consumo de tequila contigo, ni que la plática acabara, mucho menos el baile: tú sin zapatillas, y yo sin habilidades de coordinación de mis extremidades al ritmo de una salsa (no así de un rock'n roll). 

    Es temprano por la mañana, es un día soleado intenso de los últimos días de enero, y pensar que ya no iba a ir a la fiesta que nos hizo encontrarnos. 

    Ya no quiero despejar la idea de lo que encontré al conocerte, y temo que de esto, incurra en la posibilidad de incorporarte a una serie de historias que me dejaré por largo rato clavadas en mi mente; son tiempos de presumir nuestras maravillas por la gloria de los cables y la red, y yo he pensado en la necedad mía de verte tomada de mi mano, del lado izquierdo, en algún sitio verde, en algún lugar soleado, disfrutando de lo que el poco tiempo que nos queda de la adolescencia nos permitirá, era tal mi conexión contigo que, buscaba sitios verdes para estar contigo, y acabaste dedicándote al paisajismo. 

    Es una mala mañana, pero huele como imagino sería pasear contigo, y hoy por la noche, me dispondré a buscar sitios en donde tú y yo podamos acudir a caminar, pues me he formado una idea terca, e inocente de ti. 

    Han pasado las semanas, y mi viaje virtual de sitios en la ciudad por explorar contigo, me ha llevado a nombres que son hoy un "pan de cada día" en mi academia; sin querer, el haberte conocido, me estaba llevando por un trecho al cual debí seguirle la pista desde que entré a la preparatoria. No me arrepiento del trayecto que voy a recorrer. 

    La Romita, el Acueducto de Guadalupe, Los Remedios, Tenayuca, Parque de los Venados, Parque de los coyotes, Parque hundido, Centro Nacional de las Artes, Cuicuilco, nuestra Ciudad Universitaria, Coyoacán, recuerdo con atención los detalles de aquella primera conversación, pero me he perdido entre el paisaje y las máquinas. Ha pasado una semana y recibo una primera nota, y así sucesivamente me he hallado en una idea ficticia de una vida a tu lado, fotografías contigo, la torre Latinoamericana, fotos en la cúspide de ella, tú y yo mirando soberbiamente a la cámara en que alguien nos hizo el favor de capturar ese momento que, se quedó mejor que una fotografía que se acabaría rompiéndose, o borrándose. 

    No puedo esperar a verte, a pensar que alguna vez te volveré a ver, siquiera para tomar un café, beber una cerveza, y platicar largo y tendido. Quiero eso, quiero mi vida en tu vida y viceversa. Quiero que nos perdamos dando vueltas, y rodeados de plantas, de verdor, de azul celeste y de agonizante sol, quiero los colores de una flor, la perpetuidad de una laja al suelo, la calma y la paz de un río que desemboca en un lago, el trinar de las aves, la constante del viento y la luz, contigo. 

    Sé que puedo darte un cariño que creo que puedes merecer, que mi poca visión quizá me permita vislumbrar, porque cuando está oscuro, todo empieza a verse más claro en esta constelación, cuando te invoco por las noches, cuando apareces en la escuela y vas por mí para robarme un rato, entonces, saber que sueles encontrarme en cualquier lugar, me confirma que nada es casualidad; y así tenga la suerte pequeña de acompañarte con tus cosas a salir de la escuela, o a estar jugando en el pasillo perverso donde nuestros talleres se juntan. 

    No quiero dejar pasar este momento, porque en tu andar, veo que los años te endurecerán, forjarán un carácter en ti que, me hará prescindible en tu vida; no por una búsqueda de eterna sumisión en ti, si no porque soy consciente que estás más enfocada a un objetivo, que a la bohemia idea mía de tu entereza profesional, coludida con mi romántica perdición y desvío de mis rutas... En algún momento, nuestros caminos se dividirán, y estará bien. 

    Quiero verte, y sentir que mi mejor amigo nos está cantando, quiero tener el sonido de las cuerdas de un violín, una guitarra y un Rhodes de fondo. Quiero que demos vueltas y vueltas, tomados de la mano, que tengamos una viñeta con tonos oscuros y chispas. Que podamos sacar chispas para encender un fuego intenso, tener un zoom anatómico; y es que, no hay más tiempo que perder, el mundo en unos años más, se irá a la mierda, y yo quiero tener contigo una foto enmarcada, y el aroma de un pastizal quemándose a lo lejos, o de un limpiador cítrico en el ambiente mientras hacemos posible un amor fotográfico. 

    Sé que podremos ir haciendo una plática larga, que ha sido natural esa conexión, y sé que incluso puedo estar haciendo posible un sobre entendimiento de esta conexión nuestra, pero quiero que lo nuestro se vuelva un rito, que podamos pasear por Roma, estando aquí, dulce criatura. Quiero que estés segura y que ya no tengas dudas, destruir mitos juntos, sentir a tu lado que es extraña esta ciudad, e incluso sentirme fuera de escala. 

Pero, sobre todo, hacerte saber que... prefiero seguir tus pasos. 

No hay comentarios: